Cuando buscas el significado de mística, dice: actividad espiritual que aspira a conseguir la unión o el contacto del alma con la divinidad por diversos medios".
Sahyongnim cuenta que en 1989, cuando luego de tanto esperar y ansiar la oportunidad pude ingresar al Dojang y vestir el Dobok, me preguntó por qué quería entrenar Taekwon-Do, y con mis diez años respondí: porque quiero aprender la disciplina y seguirte, para ser mejor persona y crecer espiritualmente. Me había leído a escondidas todas las separatas de Taekwon-Do de mi hermano y aunque nunca había sido buena en los deportes, la filosofía del arte marcial me había cautivado y no veía las horas de aprender más y darle un nuevo significado a la vida.
Siempre supe que quería ser artista marcial, desde que miraba las clases de Karate Do a través de la puerta en el nido, arte destinado solo a los niños en ese entonces. Probablemente lo fui en otras vidas y en esta vida, por algún buen karma, nací dentro de la familia de Sasungnim y a pesar de la oposición pude llegar al DOjang.
El Taekwon-Do no solo me abrió las puertas al arte marcial, sino a toda la filosofía oriental que hay detrás, dándole respuesta a muchas preguntas sin resolver y aclarando el por qué y el para qué del nacer. Cuando comienzas a ver el mundo como un ser espiritual en el cual vives, te mueves y tienes tu ser, la naturaleza comienza a darte respuestas en las pequeñas cosas, que suelen pasar desapercibidas, y hasta el vuelo de una mariposa toma un nuevo significado. Entonces la mística ingresa a tu vida.
El Taekwon-Do es como el yoga, la búsqueda de la unión del yo con la energía divina. Son caminos místicos que te permiten descubrirte y empezar a caminar hacia arriba y hacia dentro. El Taekwon-Do a su vez genera una gran pasión, derivada de la gran energía que produces al practicarlo. Cada célula de tu cuerpo respira Taekwon-Do, conectando la mente, la emoción y el espíritu con nuestro vehículo físico. El bienestar y la satisfacción luego de entrenar solo es comprendida por quien suda el Dobok con intensidad, conectado al 100% con el arte, sus principios y su Maestro.
En los 90 sabíamos a qué hora iniciaba la clase, pero no a qué hora terminaba. Luego de la clase venían charlas sobre espiritualidad que muchas veces nos hacían ver la luz del amanecer, no parábamos de aprender.
Hoy muchos se han ido, ya no están. Cada quien tiene sus motivos, pero sigo considerando que el modo de permanecer motivado y conectado es no perder la mística. Cuando el Taekwon-Do es la actividad espiritual por la cual buscas el contacto con el alma o la unión con la divinidad, la motivación y el aprendizaje es permanente. Cada Tul es una meditación en movimiento. En cada inhalación la energía o Ki ingresa por la coronilla. En cada enraizamiento, la tierra te acoge. En cada exhalación la energía contenida en el hori sale enfocada por tus boowis. Más de treinta años entrenando y aprendes que los principios nunca pierden vigencia, por el contrario, se vuelven la respuesta a cada momento de tu vida, el Taekwon-Do camina contigo las 24 horas del día, como cuando un peregrino se apoya en un bastón durante su recorrido hacia lo sagrado.
Sabum Viviana con GM Enrique Deacon.
Sabum Viviana Villamonte
V-Dan ITF Perú