miércoles, 6 de julio de 2016

SAJEJIDO

SAJEJIDO

Ser guía en la luz.
Amar la verdad.
Juramento inamovible.
Espíritu guerrero.
Juicio y razón.
Integridad de principios.
Dominio del ser.
Oración constante.




"El profesor eterno es aquel que enseña con su cuerpo cuando es joven, con sus palabras cuando es viejo, y con sus preceptos morales aún después de su muerte".
General Choi Hong Hi

Introducción
El objetivo de este pequeño escrito es valorar la relación Maestro – Discípulo en la vorágine que ha significado el horizontalizar la práctica de las artes marciales y ponerla al alcance de todos. En este mundo globalizado, donde toda la información está a tan solo un “click”, debemos revalorizar la relación Maestro – Discípulo, redescubrir su originalidad y su verdadero ser.

Solo comprendiendo el SajejiDo podemos nosotros mismos buscar el camino de la maestría, guiar a nuestros alumnos y mostrarles el Taekwon-Do original, de acuerdo al legado de nuestro padre y fundador, el General Choi Hong Hi.

En la antigüedad
Antiguamente, quienes deseaban entrenar artes marciales debían conseguir ser aceptados por un maestro, quien lo sometía a una serie de rigurosas pruebas para comprobar su fortaleza y su real deseo de aprender. Si el estudiante demostraba ser lo suficientemente perseverante y era aceptado, nuevamente era sometido a una serie de pruebas, que podían durar años, pues los secretos del arte marcial solo eran revelados a los discípulos que demostraban la lealtad necesaria al maestro, entendiéndose que la práctica del arte marcial era para toda la vida. 

Un ejemplo de la relación Maestro – Discípulo en la antigüedad, si bien no está directamente relacionada a las artes marciales, si lo está al desarrollo espiritual.  Es el caso de Milarepa[1], el santo tibetano cuyo maestro Marpa, lo hizo construir y destruir cuatro veces una casa con sus propias manos. A simple vista no era comprensible y exigió confianza, perseverancia y resolución absoluta por parte de Milarepa.  Marpa veía más allá y sabía que Milarepa estaba quemando el karma necesario para librarse de sus malas acciones y alcanzar la liberación en esa vida, tal como lo hizo.

En la actualidad
La difusión de las artes marciales, con su ingreso a occidente, ha sido veloz en los últimos años.  El Taekwon-Do, el arte marcial más moderno, se ha expandido prontamente alrededor del mundo, gracias a los esfuerzos del General Choi Hong Hi por difundir su arte. 

Hoy el alumno se informa, ingresa a una academia e inicia su entrenamiento. ¿Este facilismo ha hecho que se pierda el SajejiDo? ¿Es esto así? En muchos casos la respuesta es sí, convirtiéndose el arte marcial en un deporte de combate, donde el éxito del estudiante depende de sus condiciones y destreza física, y puede o no entrenar, según su tiempo, disposición u otros, como quien escoge solo un deporte. Con la misma facilidad con que se inscribió en una academia puede luego probar en otras y cambiar de instructor o “entrenador” según las circunstancias, los gustos, la distancia de la academia a su casa u otros.

Como vemos, esta difusión masiva tiene sus pros y sus contras.  Por un lado, oriente ha abierto su arte y su filosofía a occidente.  Las artes marciales, la meditación, el yoga, antes de acceso restringido, hoy se encuentran fácilmente, con  grandes carteles, publicidad y en diversos horarios, adecuándose a la vida agitada de occidente y permitiendo que más personas gocen de sus beneficios. Pero esta ágil difusión ha hecho que en ocasiones se pierda el valor de la tradición, la mística y el verdadero espíritu del arte.

Sin embargo, aún hay Maestros que mantienen la tradición, como es el caso de los discípulos del General Choi Hong Hi, que han sabido mantenerse en la línea de su maestro.

Qué es el SajejiDo
El SajejiDo está vinculado a la tradición, a una línea jerárquica de Maestro a Discípulo, un conducto vertical por donde se vierte el conocimiento de la manera más pura y original. El conocimiento que no solo se transmite cara a cara, sino más importante: alma a alma. 

Esa línea tiene su origen en lo más alto del arte marcial y del ser humano: la cultura moral. Los principios o valores morales atraen las energías superiores y las vierten en ese conducto llamado SajejiDo. Los principios son aquello que define al ser humano y son lo que lleva consigo tras desencarnar.

Cuando se reconoce esa línea vertical como la fuente que alimenta y nutre el desarrollo del artista marcial, tanto en el aspecto técnico como espiritual, entonces la lealtad es algo natural y no impuesto y se puede decir como Chong Mong Chu:

“Aunque yo muera y muera de nuevo;
aunque yo muera de cien muertes;
mucho tiempo después de que mis huesos se conviertan en polvo;
si mi alma existe o no;
mi único corazón rojo, por siempre y siempre fiel a mi Señor,
nunca se desvanecerá”.

La lealtad al maestro se convierte entonces en la lealtad a uno mismo, cuando se reconoce que el maestro hace la labor de ko-ui (espejo), permitiendo que el estudiante vea reflejadas sus virtudes y defectos, y forjándolo para convertir sus debilidades en fortalezas, tal como el herrero forja el hierro en el fuego antes de blandir la espada. En palabras de Senior Master Enrique Deacon: “Se necesita fricción entre maestro y discípulo, como Aladino con la lámpara maravillosa, si no hay fricción no aparece el genio.  Cuando hay fricción, el maestro puede verter toda su energía y conocimiento en el estudiante y éste se convierte en su hijo espiritual, pues tiene su mismo gen”. Por eso no solo es importante la lealtad, sino que es necesaria la humildad para aceptar las correcciones y enmendar el camino.  La misma humildad y las mismas ansias de aprender con que se inicia el cinturón blanco, deben mantenerse siempre, aún en los grados más avanzados, pues el Taekwon-Do muestra un camino de auto-superación y aprendizaje constante.

La palabra SajejiDo está compuesta por cuatro palabras: Sabum, Jeja, Ji y Do, las cuales desglosaremos a continuación:

Sabum, Sahyong o Sasun, denominado de acuerdo al grado, se refieren al maestro.  El maestro es quien tiene la capacidad de expresar el verdadero arte marcial a través de la palabra, la acción y el ejemplo.  Él trae consigo la energía superior y la vierte sobre el estudiante que está abierto y dispuesto a aprender.  Él señala el camino, pues ha avanzado más que el estudiante en la montaña y conociendo los peligros y oportunidades, orienta a quien lo sigue por el sendero del justo medio, hacia la maestría. Para ser maestro no solo hay que dominar la técnica y hacerla efectiva, además debe haber un estudio profundo sobre la naturaleza espiritual del hombre, la ética y los valores morales.  Ambas cosas van de la mano, pues el verdadero poder en el arte marcial se origina en el interior. 

Resulta interesante ingresar al significado literal de las palabras Sabum, Sahyong y Sasun[2], pues se observa la genialidad del General Choi Hong Hi al ligar el origen de la palabra con el significado de la maestría en el Taekwon-Do.  “Sa” proviene de la palabra coreana “kyosa” que quiere decir instructor o profesor.  “Sabeom o sabum” quiere decir modelo.  El Sabum es así un modelo a seguir o imitar.  El prefijo Boo, que se agrega de I a III Dan, quiere decir asistente, siendo el Boo-Sabum el asistente del instructor.

Al llegar a los Danes más avanzados, en VII y VIII Dan, a “sa” se le agrega “hyeon”, vocablo relacionado a la virtud, la sabiduría y la prudencia, lo que implica que un maestro de Taekwon-Do no solo enseña técnica, sino cultura moral y virtudes en todo momento de su vida.

En IX Dan a “sa” o instructor se le agrega la palabra coreana “seong”, que quiere decir sabio.  Un sabio es un mentor espiritual, cuya sabiduría radica en el conocimiento filosófico a raíz de la edad y la experiencia.  Es una persona que posee la sabiduría para guiar en el Do.  Así, el grado en el Taekwon-Do viene ligado a una gran responsabilidad de desarrollo integral, para mostrarle al estudiante tanto el desarrollo técnico como el crecimiento espiritual a alcanzar.

De acuerdo al General Choi Hong Hi[3], el maestro ideal de Taekwon-Do debe poseer las siguientes cualidades:
  • Moral sólida y norma ética.
  • Visión clara y filosófica de la vida.
  • Actitud responsable como instructor.
  •  Mente científica en asuntos técnicos.
  • Conocimiento de los puntos vitales y de la anatomía humana.
  •  Integridad inquebrantable a nivel político y financiero.
  • Dedicación en la propagación del Taekwon-Do por todo el mundo.
  • Quien gana la confianza de sus mayores, es reconocido por sus pares instructores y respetado por sus menores.

Jeja o discípulo, es el estudiante dispuesto a aprender, con lealtad, humildad, cortesía y perseverancia.  Con estas virtudes el maestro podrá forjarlo y darle templanza.  No importa cuán alto se suba, la humildad es esencial para seguir aprendiendo.  El Taekwon-Do, como la vida, es un camino de auto-perfeccionamiento que no tiene fin.  Se está en continuo aprendizaje y crecimiento.

Los deberes del jeja[4] son:
  • Nunca cansarse de estudiar. Un buen estudiante puede aprender en cualquier tiempo y lugar. Es el secreto del conocimiento.
  • Un buen estudiante debe tener la voluntad de dedicarse a su arte y a su instructor. Muchos estudiantes piensan que su entrenamiento es un servicio que compran en cuotas y no quieren participar en las demostraciones, la enseñanza y las obras alrededor del Dojang. Un instructor puede otorgarse el derecho de dejar a este tipo de estudiante.
  • Siempre mostrar el buen ejemplo para con los estudiantes de rango inferior. Naturalmente ellos tratarán de imitar a los estudiantes más avanzados.
  • Siempre ser leal y nunca criticar a su instructor, al Taekwon-Do o a los métodos de enseñanza.
  • Cuando el instructor enseña una técnica, el estudiante tiene que practicarla y tratar de utilizarla.
  • Recordar que el comportamiento de un estudiante fuera del Dojang refleja el arte y a su instructor.
  • Cuando un estudiante adopta una técnica de otro Dojang, desaprobada por el instructor, el estudiante tiene que dejarla inmediatamente o ir a entrenarse donde aprendió esa técnica.
  • Nunca faltarle el respeto a su instructor. Aunque el estudiante tiene derecho a no estar de acuerdo con su instructor, primero debe seguir las directivas y discutir el asunto después.
  • Un estudiante siempre debe tener la voluntad de aprender y hacer preguntas.
  • Nunca traicionar a su instructor.

Ji o sabiduría. El SajejiDo es el conducto por donde se vierte la sabiduría, el conocimiento que se da de maestro a discípulo y se mantiene a través de la tradición, el estudio y la experiencia.  Este conocimiento no es únicamente lógico o racional, va más allá de lo que se pueda encontrar en los libros o en la intranet.  Es un conocimiento intuitivo, profundo, basado en la experiencia, en el entrenamiento, en la lucha constante por llevar una vida ejemplar, basada en valores y recorrer el sendero de santidad a pesar de las dificultades. Es la sabiduría de haber caminado al filo de la navaja, haberse caído y levantado más de una vez, colocándose siempre a los pies del maestro.

Do o camino (también llamado Tao).  El Do es el sendero espiritual, la senda de ascenso espiral y vertical que todo ser humano debe surcar para acercarse a su yo interno y alcanzar la santidad, la realización. El ser humano es un ser espiritual recubierto de un cuerpo material.  La tarea está en trascender la materia y encontrarnos con nuestro verdadero ser.  Ese camino es el Do.  El arte marcial es un medio para surcar el Do y el SajejiDo es la principal herramienta.

El Do está representado en el diagrama direccional básico, que da lugar al diagrama de los tuls o formas, a través de la línea vertical o línea CD.  Chon-Ji tul marca el inicio, muestra al jeja parado en medio de la cruz, entre el cielo y la tierra, entre el aspecto material y el espiritual, buscando el perfecto equilibrio entre ambos, el camino del justo medio como lo llamó Buda.


Tul tras tul, año tras año, vida tras vida, el discípulo está en la búsqueda de ese equilibrio, avanzando hacia adelante y hacia arriba, siempre mirando hacia D, hacia Do, hacia Dios.

Esa línea vertical o Do coincide plenamente con la línea del SajejiDo, porque el camino de ascenso hacia lo más alto, hacia el encuentro con uno mismo, está marcado por los pasos de quienes hollaron el camino con anterioridad. Es de por sí un camino jerárquico, donde la sabiduría se vierte de maestro a discípulo.  

Podemos diagramar el SajejiDo en el Taekwon-Do de la siguiente manera:

Principios

General Choi Hong Hi
Maestro (Discípulo del General Choi)
Discípulo

De acuerdo a la cantidad de generaciones entre el General Choi Hong Hi y el alumno, se ampliará la línea de tradición.

Cuando se rompe el SajejiDo
El SajejiDo no se basa en lazos externos, en relaciones horizontales o materiales.  No hay SajejiDo sin espíritu, sin energía interna. El SajejiDo es en esencia espiritual. Es la intuición quien descubre al maestro. Es el discípulo que reconoce al maestro y viceversa, es una relación que nace del alma y de muchas vidas, y que solo el yo interno es capaz de reconocer.

Cuando el estudiante confunde el SajejiDo con una relación horizontal, entonces su relación fluctúa, depende de si le gusta o no, si tiene tiempo o no, si las condiciones le son favorables o no.  Es así que cuando su personalidad no se siente cómoda por la disciplina impuesta o no la comprende, le es más fácil matricularse en otra academia y cambiar de instructor, antes que resolver su propio conflicto, retornar a su hori o centro y reflejarse en el maestro.

La relación con el maestro trasciende esta vida.  Esta vida es una escuela de aprendizaje continuo. ¿Cómo se le podrá mirar después de la muerte cuando se optó por el camino más fácil?

Esto no quiere decir que no surjan problemas en el camino.  Se está en un mundo material y los practicantes de artes marciales suelen poseer personalidades fuertes y determinadas, propias de su espíritu indomable.  Lo que quiere decir es que el estudiante que camina en el Do, debe aprender a distinguir entre la personalidad y el yo interior, que están en constante pugna, tanto en el maestro como en el discípulo, salvo que hablemos de un maestro trascendido.  Los problemas de la personalidad están en el ámbito material y nos dejarán cuando abandonemos este cuerpo transitorio; sin embargo, el yo interior y la relación alma a alma trascienden esta vida. Los principios son siempre la respuesta e indican si se está yendo por el camino correcto.

La mística en el entrenamiento
Todo lo hablado anteriormente permite que el entrenamiento de Taekwon-Do tenga una mística particular. Decir “Taekwon” al ingresar al Dojang y tener a Do en la mente. Hacer que cada “Ne Sabum” o “entendido instructor” sea dicho con entendimiento, con pasión, con deseo de aprender y mejorar.  Entrenar Taekwon-Do con Do en la mente y en el corazón hace que sea mucho más que un ejercicio.  Se convierte en una meditación en movimiento, donde el cuerpo es el medio de expresión del alma, de la energía (Ki) y por eso es un arte.

Respeto y cuadratura en el Dojang
Para darle forma a esta mística, para darle forma a la energía y al espíritu, el arte marcial se basa en la postura corporal.  La espalda recta funciona como una antena que capta la energía superior. La cuadratura o Ki-baek le da forma a la energía, así como el agua toma la forma del recipiente donde se vierte. Por eso, en el protocolo la postura corporal es fundamental, así como en todas las técnicas.  Las normas de cortesía y respeto hacia el instructor le dan forma al SajejiDo a un nivel físico y son indispensables en la relación Maestro – Discípulo.

Algunas normas de comportamiento en el Dojang (lugar de entrenamiento del Do) son:
  • Saludar al entrar y al salir del Dojang.Saludar al instructor al inicio de la clase y a terminar la misma, con la correcta postura de atención (Charyot) y saludo (Kyong-ye Chwa Seh).
  • Obedecer con rapidez y disciplina la orden del instructor y responder “Ne Sabumnim” o entendido instructor.
  • No se debe conversar dentro del Dojang, a menos que el instructor lo autorice.
  • Evitar llegar tarde al entrenamiento, la puntualidad es muy importante.  De llegar tarde se debe solicitar permiso al instructor para ingresar a clase.
  • Si se tiene que retirar antes de que termine la clase, se pedirá permiso al instructor antes de comenzar la misma.
  • El Dobok (uniforme del Do), debe ser el oficial, estar limpio y en buen estado. Para arreglarse el Dobok en clase, se debe dar la espalda.
  • Durante la práctica no se deben usar alhajas, accesorios o polos debajo del Dobok.
  • Cuando un alumno se dirige al instructor debe pararse en Charyot y prestar máxima atención mientras el instructor da una explicación.
  • Mantenerse siempre erguido, tanto al estar de pié como sentado. La posición de sentado es con la espalda recta, las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas.
  • Los menores no le dan la mano al instructor hasta que éste la extienda primero. Al saludar con la mano derecha, se coloca la mano izquierda por debajo del codo derecho, con la palma hacia arriba. 
  • El protocolo y la cuadratura son fundamentales, tanto en el Dojang como fuera de este.  Aún cuando se encuentren en un ambiente distendido, hay formas y normas que respetar.

Conclusiones

  •  La difusión masiva de las artes marciales ha hecho que en muchos casos se conviertan solo en un deporte, asemejándose el instructor más un entrenador.
  • El Taekwon-Do es un arte marcial porque vincula la defensa personal con la cultura moral, siendo los principios la base de todo entrenamiento.
  • Ingresando al significado literal de la nomenclatura coreana podemos observar como el maestro en el Taekwon-Do está destinado a enseñar con la virtud y el ejemplo.
  • El Do y el SajejiDo se constituyen en una misma línea vertical de aprendizaje y desarrollo, donde la sabiduría es vertida al discípulo para que este avance en el camino.
  • El SajejiDo es real y solo comprendiéndolo se puede llegar a la propia maestría del arte.
  • La lealtad y la humildad son virtudes fundamentales para crecer en el arte a través del SajejiDo.
  • La tradición permite que el arte original se mantenga vivo.
  • La cuadratura y el protocolo le dan forma al SajejiDo en el plano físico y se deben respetar las normas de comportamiento en todo momento.




[1] Vida de Milarepa, textos tradicionales de Tíbet.
[2]  Sooshimkwan.blogspot.pe
[3] Enciclopedia del Taekwon-Do
[4] Enciclopedia del Taekwon-Do, General Choi Hong Hi

No hay comentarios:

Publicar un comentario